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- Solomillo de cerdo a la cazuela con salsa de oporto y frambuesas
Posted by : Jordi Castaño
dissabte, 9 de juny del 2012
Los medallones de solomillo rosaditos en su centro dándose un baño en la salsita... |
Ingredientes:
- Solomillo de cerdo. Si es ibérico, pues mira que bien...
- Chalotas (a cascoporro...). Si no... pues cebollas, aunque no es lo mismo...
- Zanahorias baby (o normales en su defecto)
- Frambuesas (a vuestro aire)
- Oporto. Un buen chorreón (o lo que es lo mismo... media botella)
- AOVE
- Xantana. Cualquier otro espesante sirve (harina de trigo, maizenas o similares...)
- Azúcar
- Sal, pimienta (o lo que es lo mismo, esas otras cosas necesarias para que un guiso sea un guiso...).
Utensilios:
- Cazuela de hierro fundido (o de barro para los que no dependan de inducción)
- Cuchillo que sirva para cortar y no trinchar, despedazar o masacrar.
- Un par de cazos
- Colador
Empezar limpiando los solomillos retirando todas esas grasas que en origen parece ser ciencia ficción que se las quiten, así como las telillas más gruesas que cubren la pieza. Salpimentar generosamente (en el sentido literal...) y en la cazuela de hierro que habremos puesto previamente a calentar al máximo con un buen chorretón de AOVE, marcar los solomillos por todos los costados hasta que adquieran un buen color tostado. Mientras pelar las chalotas y las zanahorias y reservar (y si tenéis tiempo y ganas, tornear estas últimas, y si no, pues como queden).
Cuando los solomillos estén dorados los iremos retirando y envolviendo individualmente en papel de aluminio para que conserven sus jugos en el interior, y los reservaremos a temperatura ambiente.
En la misma cazuela en la que hemos dorado la carne, incorporaremos las chalotas a fuego vivo para que se tuesten ligeramente y se caramelizen con los jugos que previamente habrán soltado los solomillos. Dejaremos así durante unos minutos, y cuando veamos que empiezan a tostarse, salaremos, bajaremos el fuego al mínimo y taparemos la cazuela para que se hagan con su mismo vapor. Añadir las zanahorias más tarde en función del punto que os gusten.
Para la salsa, en un cazo incorporaremos azucar, un chorro de agua y las frambuesas, y las dejaremos tapadas a fuego bajo durante unos minutos hasta que veamos que se deshacen con solo mirarlas. Añadiremos entonces el oporto, subiremos el fuego para que con el hervor se evaporen los alcoholes del vino y pasados unos minutos volveremos a bajar a fuego medio para que vaya reduciéndose y cogiéndo consistencia de salsa. Cuando tengamos el punto deseado, espesaremos con el método elegido y lo incorporaremos a la cazuela en la que residen las verduras. Mantenemos tapada la cazuela a fuego muy bajo para mantener caliente el guiso y vamos a la mesa como personas normales a compartir el primer plato con el resto de comensales.
Chalotas y zanahorias bailando en la salsa de frambuesas y oporto |
Mientras se recogen los restos del primer plato, abriremos los paquetes en los que previamente habíamos envuelto los solomillos y con mucho cariño los cortaremos en trozos de unos tres dedos. Los incorporaremos a la cazuela (recordar levantar la tapa) y dejaremos el tiempo necesario para que terminen de hacerse, intentando conseguir una textura que se aleje del neumático.
De todas formas, siempre pueden reservarse las puntas para los comensales menos dispuestos a comer la carne poco hecha, ya que al ser más finas en los extremos, siempre quedarán más cocidas.
Y si alguien se anima, ya me contará.
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